sábado, 6 de febrero de 2010

El espacio no existe, es sólo una metáfora para la estructura de nuestra existencia.

Un cuarto propio  es un espacio  físico y acotable. Una parte de la vivienda que se convierte en un recipiente de experiencias. Estas experiencias responden a unas características simbólicas determinadas por aspectos culturales y perceptivos.  

La utilización de la arquitectura como elemento simbólico, nos traslada a un espacio mental, efímero y cambiante, donde se establece la relacion entre el interior del habitante y su entorno. Se produce un espacio simultáneo más alla de la pura visualidad.